viernes, 10 de noviembre de 2017

UN SER HUMANO DE PROFESIÓN ACTOR

FEDERICO LUPPI

Antonio Campillo Ruiz


   La Dama Negra ha vuelto a utilizar la sinrazón de una banalidad, un mínimo hecho fortuito, para arrebatar a un gigante humano que exportaba vida, ilusiones y continuo perfeccionismo en todo lo que hacía. En principio, atraído por los cómic para inmediatamente, el  teatro y el cine fueron la ilusión y profesión de un ser humano inmenso y en continuo cambio, adelantado en todo y contumaz defensor de la justicia y la paz. Nos lo ha arrebatado cor un zarpazo La Dama. Ha muerto Fedrico Luppi . La casual coincidencia con publicaciones y hechos de importancia relevante nos aparta, por unos instantes, de la luctuosa noticia humana y descansado e inmenso viaje feliz hacia la Pléyades, a las que ya habrá alcanzado y, posiblemente pasee, en este momento, con algún colega que, como él, se esforzó por ser un hombre de bien dónde y cuándo estuvo con nosotros.


   No, no existe biografía si no es la narrada por él mismo. Sería impropio de cualquier amanuense escamotear a un gran erudito y orador la particular forma con la que ha entendido y apreciado la vida y, a la vez, todo lo que de ella ha recibido.     




Si, en este caso, su centro de equilibrio ha sido el teatro, con el cine, tecnológicamente más incorrecto, donde la frescura de un vis a vis con el espectador, un mano a mano con la realidad que se debe crear y que, día a día cambia porque los cambios se producen con el paso mínimo del tiempo, facilita que los tic, los gestos minúsculos, la expresión en primerísimo primer plano, posean la inmensidad de una caracterización aparecida desde el interior de la persona que se transforma en un personaje al que no representa, lo asume, lo absorbe, lo duplica y el espectador lo puede leer sin escuchar absolutamente nada de sus pensamientos, jamás descritos narrativamente sino interpretados.
  


   Aderezados el cinematógrafo y el teatro, interpretados por Fedrico Luppi, con los excelentes directores y personas que intervienen en cada una de las manifestaciones de estos dos aspectos de la transformación, la realidad imaginada, el sueño fantástico que conlleva las vicisitudes propias de textos, imágenes, música, etc., la imaginación del espectador circundan al actor y lo elevan, como lo han hecho con Fedrico Luppi al enorme pedestal de los genios interpretativos.   





4 comentarios:

  1. Un gran regalo, amigo Antonio. Bonito homenaje a ese personaje de los que, quizás, más me ha gustado siempre del cine contemporáneo, nuestro.
    Me voy a ver esos vídeos y esa película. Gracias, amigo
    Feliz sábado

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    1. Triste pero, sí, un regalo poder escuchar de los labios del propio Federico Luppi esa especial forma de entender la interpretación y la vida, la reimpresión de vidas paralelas que representan en el teatro y el cine historias que han tenido una importancia crucial en la historia de una sociedad que ha admirado el bien hacer de una profesión que ha modelado etapas y ha influido en pensamientos y emociones. "Lugares comunes" es un ejemplo de diversas formas de entender la educación, el trato con los hijos, la soledad, la vuelta a empezar en un lugar y empleo diferente pero prolífico... Federico ha sido un ejemplo a seguir para los humanos de buena voluntad. Un abrazo, querido amigo.

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  2. Gran actor, Antonio, siempre creíble en la pantalla: en el «enorme pedestal de los genios interpretativos», como tú bien dices. Entre sus muchos papeles, a mi mente siempre viene el de «Lugares comunes».

    Un abrazo.

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    1. Así es, Pepe. Un ACTOR con mayúsculas un hombre cuya entereza y vida es un ejemplo de naturalidad y bellos, rectos y fortalecedores sentimientos a seguir. Jamás me dejaron indiferente sus interpretaciones y me enseñaron el valor de la sabiduría. Me alegro de que coincidamos. Un abrazo, querido amigo.

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